Lava y limpia la carne de cerdo, retira los excesos de grasa y córtala en cubo.
En un sartén con profundidad coloca los trozos de agua con las hojas de laurel, el agua y la sal al gusto
Lleva a fuego lento, tapada, por espacio de unos 50, minutos o hasta que la carne éste muy tierna, transcurrido éste tiempo destápalo y deja que se evapore todo el líquido, cuando la carne adquiera ese color oro hermoso, retira y deja enfriar, para luego desmecharla.
Mientras éste proceso ocurre, pon en una olla, los chiles, limpios y desvenados con el agua hasta que se cubran en su totalidad y llévalo al fuego por unos 5 a 10 minutos, o hasta que con al pincharlo con un tenedor, estén muy blandos, retira del fuego y procesa en una licuadora, junto con el ajo, comino y orégano, hasta obtener una pasta cremosa y reserva
En el mismo sartén, donde se cocinó la carne, coloca nuevamente la carne desmechada, conjuntamente con la pasta de chile, sal, pimienta y el vinagre, remueve muy bien preferiblemente con la paleta de madera y deja cocinar a baja llama, tapada, alrededor de unos 20 a 25 minutos, a fin de que se integren todos los sabores
Pasado éste tiempo, destápala, para que se reduzca lo más posible y obtenga un color rojo intenso, retire del fuego y deje enfriar.
Tome las tortillas, rellene con éste guiso y si desea colóquele queso rallado como en mí caso y proceda a enrollarlas como un tabaquito o un burrito y listo a comer